La Responsabilidad Corporativa avanza hacia un enfoque de integridad en sus operaciones, destacando la necesidad de un Sistema de Cumplimiento.
La evolución hacia la integridad corporativa y la impotancia del cumplimiento.
La creciente importancia de las buenas prácticas y conductas más responsables, como la honestidad, ya no son opciones, sino obligaciones ineludibles para todas las organizaciones, tanto en el mundo de los negocios como, con mayor énfasis, en las instituciones públicas y organizaciones gubernamentales.
En los últimos años, ha surgido una fuerte corriente de cambios que promueven la eficiencia mediante resultados, una planificación con sentido de efectividad en los procesos, una prevención sustentada en una gestión de riesgos y debida diligencia, y el compromiso con un Gobierno Corporativo robusto asegurado mediante un Sistema de Cumplimiento (Compliance). corporativa
Esto implica la transparencia en las operaciones, la adopción de buenas prácticas y una conducta honesta y justa que castigue oportunamente los delitos corporativos, la corrupción, el lavado de activos, el terrorismo, el fraude y los ciberdelitos.corporativa
Se busca así hacer frente a este conjunto de males que afectan a todas las organizaciones en el mundo, lamentablemente con mayor énfasis en las instituciones públicas o gubernamentales.corporativa
A pesar de los esfuerzos realizados por diferentes gobiernos para combatir la corrupción y los delitos corporativos mediante reformas legales y políticas, se ha establecido un sistema obligatorio para asegurar una ética corporativa sólida y la integridad como eje transversal en las funciones y responsabilidades de la administración y gestión corporativa.corporativa
La Responsabilidad Social Corporativa (RSC) es un compromiso voluntario de las empresas para mantener una conducta ética tanto en su gobierno como en su gestión. Se trata de ser un garante que actúa reforzando el deber de actuar de manera justa y conforme a principios éticos, mediante la adopción de buenas prácticas responsables.
Este enfoque de hacer negocios se ha vuelto imperativo en todos los sectores debido al avance de las legislaciones, jurisprudencia y prácticas modernas de gestión, las cuales incorporan componentes de prevención, defensa y continuidad.
La RSC implica tener en cuenta el impacto que todas las actividades de la empresa generan en los clientes, así como participar activamente en el mejoramiento ambiental, social y económico de la comunidad y su entorno. Además, se extiende a velar por el bienestar de los miembros de la organización, accionistas, comunidades locales, consumidores y el medio ambiente en general.
En este sentido, la legislación sobre Responsabilidad Penal de Empresas, que incluye la Ley Anticorrupción (Ley 30424) y sus modificatorias (D.L. 1352 / D.L. 1385), así como la Ley 30835 sobre responsabilidad administrativa de las personas jurídicas, junto con el Reglamento de la Ley 30424 y sus modificatorias (D.L. 1352 y 30835), establecen la necesidad de prevención dentro de las organizaciones mediante acciones de mitigación de riesgos.
Esto implica la elaboración de un mapa de comportamientos, el conocimiento de las entidades públicas con las que interactúan, y la protección del patrimonio y las finanzas de la organización, así como las de sus grupos de interés.
Es fundamental contar con instrumentos de administración que persigan el objetivo fundamental de llevar a cabo negocios de manera eficiente, transparente y sostenible, evitando tanto la corrupción privada como la pública.
Todo esto debe ser ejecutado por un personal idóneo. Además, es necesario disponer de un canal de denuncias que permita reportar cualquier delito, priorizando el cumplimiento de la nueva legislación en esta materia.
Considerando que la nueva regulación establece expresamente el principio de subsidiaridad, como lo precisa el nuevo artículo 1° de la Ley N° 30424, el cual señala que el régimen de las consecuencias accesorias, previsto en los artículos 105 y 105-A del Código Penal, se aplica a aquellos delitos no contemplados en la misma.
Además, se modifica el artículo 2º de la Ley 30424, añadiendo un párrafo que aclara que, en el caso de personas jurídicas extranjeras, la ley será aplicable cuando desarrollen sus actividades, ya sea de manera directa o indirecta, en el territorio nacional mediante cualquier forma societaria, contractual o empresarial. En este contexto, la ley se aplicará si se comete alguno de los delitos contemplados en el artículo 1 de dicha Ley.
Ante todo, las obligaciones han aumentado, y la necesidad de una gestión de riesgos ha incrementado la carga de cumplimiento para las empresas e instituciones.
El Compliance se ha convertido en un instrumento imprescindible en toda persona jurídica que aspire a ser responsable, ética, confiable y diligente en sus acciones y decisiones, con un enfoque en la reducción de riesgos en sus operaciones y en la prevención, detección y gestión de los riesgos de incumplimiento.
Esto implica evitar el fraude, las diversas formas de lavado de activos, sobornos y la corrupción, así como aplicar la debida diligencia en las relaciones con terceros.
Incluyendo la reforma del Código Penal, la ley se presenta como una «gran espada de Damocles» que el sistema establece como medio de crimen y castigo para intimidar a las instituciones y forzarlas a cumplir con la ética en todas sus operaciones y actividades.
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Esto fomenta la eficiencia, la ética, la responsabilidad, las obligaciones y la transparencia dentro de la organización, y de manera indirecta en las interacciones con su entorno.
Un gobierno de responsabilidad, conducta ética e integridad en sus políticas, que previene el fraude, combate la corrupción y cualquier actividad ilícita, comienza con una correcta delegación que incluye la selección transparente de una persona idónea para el cargo. Esta persona debe poseer las aptitudes necesarias para llevar a cabo la misión, además de contar con una buena reputación y experiencia en la dirección de equipos que puedan ejecutar las acciones requeridas.
La delegación también implica independencia y la autoridad suficiente para respaldar de manera permanente los objetivos de compliance, así como los recursos necesarios proporcionados en proporción a la empresa u organización y los riesgos que se deben gestionar. Esto incluye también ponderar los impactos en las acciones de respuesta.
Hoy en día, la Responsabilidad Corporativa ha evolucionado hacia un enfoque integral, dinámico, proactivo y obligatorio mediante un Sistema de Cumplimiento (Compliance) que debe gestionar operativamente estos aspectos éticos a través de un marco de Compliance. Se subraya la necesidad de un enfoque proactivo que vaya más allá del simple cumplimiento de normas. Se describe el Compliance como un conjunto de diferentes dimensiones, donde los temas económicos adquieren mayor protagonismo, ya sea en términos de crecimiento o en la capacidad de mantener el negocio en un contexto adverso.
- Fortalecer las áreas de cumplimiento de las leyes aplicables al negocio, apoyando el monitoreo de las políticas de integridad y cumplimiento normativo internamente.
- Contar con un área permanente de gestión de riesgos, identificando los temas materiales, los riesgos en las operaciones y planes para mitigarlos. Es obligatorio documentar plenamente las operaciones, exigiendo las respectivas declaraciones de origen y destino de los fondos, pagos a terceros, documentos de compra/venta o cualquier otra documentación necesaria. Además, establecer un proceso claro, preciso y supervisado de reporte de operaciones sospechosas sin ningún tipo de límite de monto.
- Implementar procesos de Debida Diligencia, de acuerdo con el perfil de los clientes, las transacciones y los indicadores clave de riesgo. Se debe identificar adecuadamente a todos los clientes titulares, incluidos sus directivos y representantes, sin excepciones, incluyendo a proveedores estratégicos.
- Establecer canales formales e informales para que los miembros de la organización puedan reportar de manera confidencial posibles conductas indebidas, asegurando su investigación.
- Establecer un plan anual con un programa de capacitación integral que garantice la comunicación efectiva y oportuna en materia de cumplimiento. Este plan debe ser flexible para adaptarse a los distintos tipos de empleados e incorporar a aliados, proveedores y terceras partes asociadas a la entidad.
Para concluir sobre la Responsabilidad Corporativa, las organizaciones deben revisar sus políticas y estructuras, evaluando si su diseño es adecuado para sus operaciones y la realidad de su entorno. Deben ser enérgicas contra la ineficiencia, la corrupción y cualquier ilícito a nivel interno, con el fin de convertirse en organizaciones confiables y de confianza, con una mejora continua en sus procesos y operaciones.
Esto no solo es necesario para su continuidad y sostenibilidad corporativa, sino que también les otorga ventajas competitivas, como una mayor eficiencia, productividad, rentabilidad y transparencia, lo cual contribuye a una mejor valoración por parte de sus clientes, al ofrecer productos de calidad o servicios confiables y sostenibles en términos económicos, sociales y ambientales.
Otras ventajas se refieren al desarrollo interno, como la satisfacción, fidelidad, compromiso y desempeño del personal en todos los niveles jerárquicos, mediante la implementación de buenas prácticas que mejoren sus condiciones profesionales, sociales y personales. Además, se debe incluir a los proveedores en una cadena de valor estratégica y sostenible, lo que permite producir bienes y servicios de alta calidad y tener un impacto positivo en la sociedad.corporativa
Es relevante el deber de integridad en la conducta y el servicio tanto de las empresas como de las instituciones públicas o de tipo mixto, que tienen una mayor responsabilidad debido a los recursos públicos que gestionan. Deben garantizar que sus actividades y operaciones sean no solo eficientes y racionales, sino también eficaces, protegiendo así su reputación, su patrimonio, sus inversiones y sus valores.corporativa
Es fundamental que se comprometan con convicción a cumplir con las obligaciones normativas, gestionando sus riesgos operacionales mediante procesos claros, útiles, transparentes y ágiles, y proporcionando información oportuna para la organización. Esto evitará la ineficiencia que puede menoscabar sus recursos y los peligros de diversas formas de corrupción, como el reclutamiento y la contratación, que, según los escándalos de corrupción, son los factores más vulnerables que ponen en peligro la continuidad y la supervivencia de las operaciones.corporativa
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Dr. Luis A. Meneses
Director de Riesgos Operacionales y Consultoría
Baker Tilly Perú
