La importancia de la salud mental en el trabajo: 5 razones.
La importancia de la salud mental en el trabajo: 5 razones.
En todos los sectores, los empleados están reportando niveles de estrés y agotamiento más altos que nunca.
El teletrabajo y el trabajo híbrido han difuminado los límites entre la vida personal y la laboral. La cultura digital de disponibilidad permanente dificulta la desconexión. Y con la incertidumbre económica como factor adicional, muchos trabajadores se sienten sobrecargados de trabajo.
Y las cifras son contundentes.
A nivel mundial, entre 1 de cada 4 y 1 de cada 6 personas experimentan problemas de salud mental anualmente.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año se pierden 12.000 millones de días de trabajo en todo el mundo debido a la depresión y la ansiedad, lo que supone un coste de 1 billón de dólares estadounidenses en pérdida de productividad.
En otras palabras, cuando los empleados tienen dificultades, las empresas también las tienen.
En este artículo, Dom Bruno, jefe de aprendizaje y desarrollo de MHA, explora cinco razones por las que apoyar la salud mental de los empleados no es opcional, y cómo los empleadores pueden romper el estigma, fomentar la apertura y hacer del bienestar parte de la cultura laboral cotidiana.
Cuando las personas se sienten bien mentalmente, dan lo mejor de sí mismas en el trabajo: están concentradas, motivadas y llenas de energía.
Por otro lado, el estrés, la ansiedad y el agotamiento no solo afectan al individuo, sino que repercuten en toda la empresa. La concentración disminuye, se producen errores, se incumplen los plazos y la moral se resiente.
Los empleados sometidos a altos niveles de estrés tienen hasta 11 veces más probabilidades de cometer errores, incumplir plazos o comprometer la calidad que sus homólogos menos estresados .
Por eso, invertir en el bienestar mental no es simplemente lo correcto, sino una de las palancas más poderosas para impulsar la productividad y los resultados empresariales.
Los problemas de salud mental se encuentran entre las principales causas de bajas por enfermedad y rotación de personal.
El año pasado en Gran Bretaña, los trabajadores que se ausentaron, llegaron a la cifra récord de 20,5 millones de días por motivos de salud mental; esto representa el 13,7% del total de días de baja por enfermedad.
Eso tiene un alto precio: pérdida de productividad, costes de contratación y el tiempo, y los recursos necesarios para formar a los nuevos empleados.
Al priorizar el bienestar mental, las empresas pueden reducir el absentismo, mejorar la retención de personal y ahorrar costes significativos a largo plazo.
Los lugares de trabajo que priorizan la salud mental registran mayor satisfacción laboral, mejor moral y mayor lealtad.
El compromiso no se trata solo de «sentirse bien».
Los empleados comprometidos son más innovadores, más colaborativos y están más dispuestos a ir más allá.
Un entorno laboral que promueve abiertamente la salud mental crea un ambiente donde las personas se sienten seguras, respetadas y capaces de ser ellas mismas. Esto fomenta la confianza y fortalece el trabajo en equipo.
También envía una señal contundente a los posibles candidatos.
En un mercado competitivo, los mejores talentos buscan unirse a organizaciones donde el bienestar es una realidad y no solo una frase de moda. Una cultura de cuidado se convierte en un imán para los candidatos más destacados, lo que otorga a las empresas una ventaja competitiva.
Sí, los empleadores tienen la obligación legal de proporcionar lugares de trabajo seguros y saludables, y eso incluye la seguridad psicológica.
En muchos países, la salud mental en el trabajo está protegida por ley, con regulaciones cada vez más estrictas en torno al estrés, el bienestar y la igualdad. No actuar conlleva riesgos que van más allá del daño a la reputación: podría tener consecuencias legales.
Pero hacer lo correcto va más allá del cumplimiento normativo.
Crear entornos laborales que protejan y promuevan el bienestar mental es simplemente parte de ser un empleador responsable y ético.
Pero los entornos laborales saludables no surgen por casualidad.
Están diseñados con esmero.
¿Qué pueden hacer entonces los empleadores?
Fomentar una cultura de apertura: Crear un entorno seguro para que los empleados hablen de su salud mental sin temor al estigma o al juicio ajeno.
Los líderes pueden dar ejemplo normalizando estas conversaciones y escuchando activamente las preocupaciones de los empleados.
Capacite a sus gerentes: Proporcióneles las herramientas para detectar signos de estrés, iniciar conversaciones de apoyo y orientar sobre los recursos disponibles.
Ofrezca flexibilidad: El trabajo remoto o híbrido, los horarios flexibles o la gestión de la carga de trabajo pueden marcar una gran diferencia, dando a los empleados control sobre sus horarios.
Promover una cultura donde se respete —e incluso se fomente— la toma de descansos para almorzar y la puntualidad al finalizar la jornada laboral.
Se ha demostrado que tomarse días o vacaciones por salud mental previene el agotamiento y aumenta la productividad al regresar.
Proporcionar recursos: Los programas de asistencia al empleado, el acceso a asesoramiento psicológico, los grupos de apoyo entre compañeros y las iniciativas de bienestar son fundamentales. De hecho, para las generaciones más jóvenes que se incorporan al mercado laboral, la ausencia de estos recursos se está convirtiendo en un factor decisivo.
En resumen
La salud mental en el trabajo no es un complemento ni un beneficio. Es fundamental tanto para el bienestar de los empleados como para el éxito empresarial a largo plazo.
Baker Tilly International
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