
El primer pilar indica lo siguiente:
“Establecer nuevas normas sobre el lugar en el que deberían pagarse los impuestos (normas sobre el «nexo») y una manera totalmente nueva de compartir las potestades tributarias entre países. El objetivo es garantizar que las empresas multinacionales con un fuerte componente digital u orientadas al consumidor paguen impuestos en el lugar en el que operan de manera sostenida y significativa, aunque no tengan presencia física, como se exige actualmente en virtud de la normativa tributaria vigente.”1
Mientras que en el segundo pilar indica:
“Establecer un impuesto mínimo mundial que ayudaría a los países de todo el mundo a resolver el resto de los problemas relacionados con la erosión de la base imponible y el traslado de beneficios por parte de las empresas multinacionales.” 2
Medidas tomadas
El 5 de junio del presente año, en una reunión de los ministros de economía del G7 (Alemania, Canadá, los Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido) acordaron una tasa impositiva mínima corporativa global, de al menos el 15%, dando consistencia al segundo pilar de la OCDE.
Esta tasa impositiva se debería considerar en el lugar donde las empresas hacen negocio independientemente de la sede principal de la subsidiaria, combatiendo también de este modo la evasión fiscal.
Con estos acuerdos se pretende que las empresas paguen en los países en los que usen o disfruten sus productos y servicios y no en donde declaren sus beneficios.
Las pruebas limitadas y los desafíos en la atribución de la causa de muerte, significan que el número de muertes confirmadas puede no ser un recuento exacto del número real de muertes por COVID-19.
En tal sentido, los grupos multinacionales verán mayores dificultades para eludir los impuestos creando esquemas contables y legales, para trasladar sus ganancias a países con tasas de baja o nula imposición.